En estas fechas donde pude disfrutar de mi
hogar me puse un poco cursi y sentimental como me dicen y pensé Mi familia
es mi mayor tesoro, siempre he pensado que estando yo bien por consecuencia así
estar mi familia es mi en el mundo.
Nosotros somos reales, cometemos errores, pedimos perdón, nos peleamos,
damos oportunidades, hacemos ruido, tenemos tolerancia y nos queremos, nos
amamos y nos respetamos. Ellos son mi hogar, un rincón inmenso al que sé que
siempre puedo acudir.
Mi familia es el pañuelo que seca mis lágrimas y acaricia mi alma.
Es mi hogar, el lugar que me arropa, el que huele a infancia y a madurez
al lado de mi hija, a crecimiento, a aprendizajes, a superación me siento
integrada en todo un equipo.
Entre sus palabras, abrazos y sus besos se encuentran todas las
respuestas a mis qué, por qué, cómo y dónde. Mi familia es el calor con el que
se forjan mis valores cada día y con el que se moldea mi sentir.
Ellos son personas que huelen a todo aquello que es indescriptible y a
ellos les pertenece todo aquello que no se puede contar.
A ellos les debo mis más preciados secretos, mis mayores desvelos y
mis mejores sonrisas.
Puede que haya momentos en los que se hayan roto ciertas cosas,
pero mi familia siempre es mi origen fue mi origen y ahora mi destino. Un
grupo de aliados, de personas imperfectas, que pueden ser grandes guerreros juntos contra lo que venga, sea viento o sea
marea, Dios con nosotros y contra El nadie.
Porque uno de los mayores valores de la familia es la incondicionalidad,
el cariño y el amor que en ella se respira. Es la atmósfera suave de los
abrazos a los que acudimos y de los corazones que intentamos proteger.
El amor de la familia es incondicional e infinito. No importa dónde te
encuentres, sabes que siempre puedes recibir un cálido abrazo de su parte,
aunque sea a cientos de kilómetros de distancia.
Es un cariño que encierra nuestro mejor reflejo. Ellos son
nuestra luz, aquella que encierra el secreto de la tranquilidad, personas
únicas e irreemplazables.
Gracias a ello somos dueños de nuestros sentimientos, lo que nos hace automáticamente responsables de
nutrir esas miradas cómplices, esa admiración y ese orgullo que fomenta el
crecimiento del amor más puro y único que pueda existir.
Puede que mi amada familia no sea la ideal o
perfecta, que a veces nos hayan hecho meditar sobre nuestra fortuna al
tenerla o que nos desesperen las discusiones, pero poder compartir nuestra
existencia constituye la mayor bendición de la vida.
Aquí tratamos de no alimentar a los rivales de la salud emocional de nuestro
hogar. Hay que poner especial precaución en no deteriorar o
romper nuestra unión, lo que se consigue teniendo siempre presente un interés
común: la felicidad y la estabilidad de cada miembro de nuestra familia.
Te invito a “Cuidar de tu familia, es
tu bien más preciado”
La familia es como la música, algunas notas altas, otras bajas, pero
siempre es una hermosa canción.
La familia, sea de sangre o no y esa linda y hermosa familia que
decidimos forma o la conforman aquellas personas que te quieren en su vida y
que aceptan quien eres, que harían lo que fuese por verte sonreír y que te
aman sin importar nada más.
Nuestro hogar es la construcción más importante de nuestra vida.
Solo podremos elaborarnos y cimentar nuestro mundo alrededor de nuestra
relación con la familia y del lugar y del momento en que se encuentre.
El mejor regalo que le puedes hacer a tu familia es pasar tiempo con
ellos. Por eso, cuida el clima emocional en tu familia y en tu hogar,
pues es clave del bienestar emocional y del crecimiento interior.
Dedica cada día tiempo a tu familia,
piensa en ellos, ponte en su lugar y, siempre que puedas, abrázalos y
muéstrales tu amor como mejor sepas.
Recuerda que tu
familia es la más inmensa de tus fortunas. Tu mayor tesoro.
Que tengan un días lleno
de letras y SENTIMIENTOS.
Dios les bendiga.
Claudia O. Bdez.
cob_661104@hotmail.com
Dios les bendiga.
Claudia O. Bdez.
cob_661104@hotmail.com
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