COLUMNA: ESTAMOS EN CONEXIÓN
LA PALABRA - PODER, INFLUENCIA E IMPACTO
Por: Jorge García D.
“A las palabras NO SE LAS LLEVA EL VIENTO, quedan enganchadas en nuestra mente y en nuestro corazón
y así van dirigiendo nuestra vida, por el camino que le vamos indicando. Las palabras construyen
realidades externas e internas y eso, es algo que debemos tener muy presente el día a día...”
Que tal, ¿Cómo estás?... es un placer saludarte hoy lunes 11 de Septiembre de 2023, a través
de la Columna: “ESTAMOS EN CONEXIÓN”, un artículo de nuestro programa de radio 87, en
esta su segunda temporada, si es la primera vez que nos conectas recuerda que
transmitimos en vivo a través www.radioenredes.com, charlando con profesionales y
especialistas con quienes discutimos a profundidad de diversos temas de Tanatología,
Coaching, Psicología, Emociones, Comunicación, Liderazgo, Desarrollo personal, Coaching de
Vida o Personal, Coaching Empresarial, Inteligencia Emocional, Gestión de las Emociones,
Comunicación Afectiva, Comunicación Efectiva, Imagen Personal, Salud Mental, Sexualidad,
Diversidad, Género y demás temas de interés en búsqueda de un fortalecimiento y
crecimiento personal.
Para iniciar este tema destacaremos la importante que tiene la palabra... por el impacto
contundente que tiene en nuestra mente y en la de los demás, a través de la historia, existen
palabras que han resonado en el mundo a través de los tiempos y la memoria de la
humanidad, y si bien todas las religiones alrededor del mundo hablan del poder y la magia
de la palabra, también el estudio de lingüística, la lexicología que estudia el léxico o
vocabulario y su clasificación, destacan y detallan la importancia connotativa de las palabras.
José Saramago, el fallecido premio Nobel de literatura, dijo en un discurso en el 2004 que las
palabras no son ni inocentes ni impunes. "Hay que decirlas y pensarlas en forma consciente",
puntualizó.
Así como este escritor aplicaba esa interpretación a la literatura y a la vida cotidiana, varios
científicos y publicaciones han abordado el punto: el poder de las palabras y su impacto en el
cerebro y, además, en la salud y el bienestar.
Investigadores, estudiosos, así como psicólogos, neurólogos y demás profesionales de la
salud mental, aseguran que toda expresión hablada, sea positiva o negativa, produce una
descarga emocional desde el cerebro. Una palabra negativa o insultante activa la amígdala,
estructura del cerebro vinculada a las alertas, y genera una sensación de malestar, ansiedad
o ira. Y es ahí cuando la persona - tiene dos posibilidades: responder de una manera similar
(incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón, la gestión de
las emociones, llamada inteligencia emocional.
Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio derecho del cerebro,
que es el de las emociones. Por lo tanto, van a generar placer, sorpresa y alegría. Sin
embargo, aclara Palacios, todo depende del tono, el volumen y el contexto. "Hasta la ofensa
más horrible puede ser asimilada coloquialmente si se dice en tono suave".
El impacto de la palabra. Las palabras dan forma a nuestra visión de las cosas, por eso no es
indiferente y sin importancia qué cuando escribimos una carta o hablamos de manera
consiente elegimos ciertas palabras para describir lo que hacemos, o para explicar a los
demás lo que sentimos o necesitamos. Es en este punto que debemos ser conscientes del
magnífico don que poseemos los seres humanos con la palabra. En este artículo procuramos
mostrar algunos ejemplos de cómo debemos cuidar las palabras que queremos utilizar en
nuestro día a día, con los demás y con nosotros mismos.
1. Las palabras tienen impacto en nuestra productividad personal.
2. Nuestras palabras tienen un impacto en nuestro estado emocional y nuestro enfoque.
Fíjate que no te sientes igual si dices “Soy un desastre” o “Soy muy torpe” que si dices
“No me gusta lo que ha pasado y voy a aprender para que no me vuelva a pasar”.
¿Dónde prefieres poner el foco?... Hay palabras y frases que reducen la fuerza y
determinación de nuestros mensajes e incluso la confianza hacia nosotros mismos. Por
ejemplo, te propongo atender a si aparecen con frecuencia en tus conversaciones y
pensamientos estas expresiones u otras parecidas. Palabras como NO PUEDO, NO SE SI
PODRE, LO INTENTARÉ, DEBERÍA, PERO... indican falta de confianza o duda.
3. Nuestro léxico es el mapa del mundo que heredamos de niños de nuestros padres y de
nuestra cultura, pues cada cultura ha segmentado la realidad de una manera
diferente. El modo en como conformamos nuestras oraciones, si lo dudamos, si
usamos muletillas, pausas, silencios, si dudamos, como construimos las oraciones y si
a esto le sumamos el sentido como decimos las cosas, podremos diferenciar si
sentimos pena, lástima, añoranza, decepción, ansiedad, hastió, orgullo, despecho,
ironía, desconsuelo, inquietud, duda, incertidumbre, desesperación…, o si sentimos
alegría, entusiasmo, optimismo, esperanza, ilusión, plenitud, orgullo, euforia, éxtasis…
Nuestra lengua nos hace capaces de acceder a esos variados matices de las emociones y
compartirlos. Lo que crea todo un sinnúmero de connotaciones y significados.
4. Por si fuera poco, también sabemos que nuestros pensamientos y creencias -
construidas en forma de palabras- influyen en nuestro modo de pensar y
comportarnos.
Sabemos que una creencia nos puede condicionar a la hora de tomar decisiones. No es
lo mismo creer que ” hay quien nace con estrella y quien nace estrellado” que estar
convencido de que “el que la sigue la consigue“. Atención a lo que creemos porque “lo
que crees suele ser lo que creas”. Por suerte, si somos más conscientes, podemos
decidir dónde queremos enfocar nuestra atención. Lo más interesante es que puedes
elegir qué mensajes dices o te dices y cuáles vas a desechar.
5. Y por supuesto, nuestras palabras tienen impacto en los demás. Concretamente, son
esenciales en nuestra capacidad para motivar o guiar a otros. Por ejemplo, cuando
queremos dar feedback a alguien, una oportunidad de aprendizaje esencial en el
terreno profesional y también en el personal (estoy pensando en hijos, pareja,
amigos…).
Cuidado con los “Tú siempre…”, “Tú eres…” El buen feedback ha de ser claro,
específico, concreto, reciente, basado en hechos, pues solo de ese modo tiene el efecto
constructivo que buscamos. Huyamos de las generalizaciones (siempre, nunca, nadie,
todo el mundo...), sobre todo de las negativas, y de los juicios no basados en datos o
hechos.
PALABRAS NEGATIVAS, PERSONAS QUE INSULTAN O DESMERITAN: ¿QUÉ HAY DETRÁS DE
ESTA CONDUCTA?
Hay quien dice que vivimos en la era de las críticas, las devaluaciones y los insultos gratuitos.
Las redes sociales, los textos aplicaciones de mensajería (WhatsApp), son un campo minado
para este tipo de dinámicas ofensivas. Así, y si bien es cierto que las personas que insultan
siempre han existido y existirán, parece como si en los últimos años, proliferaran más aún, o
sin pensarlo nos incluyéramos en estas dinámicas, no solo siendo participes a través de estas
como mero desahogo sino de repente ya es tan común esta dinámica que ofendemos,
ignoramos, desvalorizamos o desmeritamos a nuestros seres queridos, parejas, amigos y
demás personas con las que nos relacionamos. ¿Hay alguna causa detrás que lo explique?
Estamos tan acostumbrados a influencers, youtubers, políticos, y hasta en el común de
nuestros círculos más cercanos alanzar insultos, poner apodos, desmeritar, avergonzar,
insultar o señalar de manera pública, que ya perdimos el respeto si ya de por si a nuestros
seres más cercanos, también a nosotros mismos.
La psicología muestra ahora un gran interés en comprender qué hay detrás del abuso verbal.
Porque no olvidemos, un insulto no es una flecha lanzada al aire que cae, como mucho,
sobre algún tejado. Un insulto hiere psicológicamente, humilla, ridiculiza, denigra y refuerza
muchos prejuicios y estereotipos.
Personas que insultan: ¿por qué lo hacen? Los insultos tienen su anatomía singular. Cada
país, cada cultura y hasta región tiene los suyos, los hay más suaves y abundan los que
buscan hacer cuanto más daño mejor. No obstante, lo que es evidente es que todos duelen.
Los reciben algunos niños en las escuelas (a veces incluso en sus casas), se sufren en los
entornos laborales y también en muchas relaciones de pareja.
Asimismo, hay otro hecho. Los insultos surgen en todos los ámbitos, pero si hasta no hace
mucho eran un fenómeno restringido casi siempre a lo privado, ahora los vemos más en los
medios públicos, en televisiones y, sobre todo, en redes sociales, pero no solo se queda en
este medio si no lo llevamos a nuestros círculos más cercanos, grupos de amigos, trabajo y
familia. Y en ambos existe una constante: quien insulta en un medio público o grupo familia
es evidente que necesita reafirmación, atención o audiencia, en pocas palabras no es mejor
el que insulta sino solo denota su falta de empatía, tolerancia, poca educación, seguridad y
autoestima. Y es cierto las personas que insultan, ofenden y hasta los boleadores y
acosadores tienen tras de sí miles de seguidores que defienden esa posición y denigrarán
aún más a la víctima. Por otro lado, no es extraño que ese insulto se convierta en viral,
creando así una atmósfera en la que se diluye todo principio ético e incluso moral. No
obstante, ¿qué mueve a estas personalidades? ¿Cómo son quienes recurren al insulto como
forma habitual de comunicación?
El insulto como forma de comunicación heredada Hay quien recurre al insulto por mero
condicionamiento social y patrón comportamental heredado. Abundan los que han crecido
en entornos en los que recurrir a la crítica, la humillación y la devaluación era algo común.
Tarde o temprano, repiten lo mismo a lo que han estado expuestos, pero volcando a su vez
esa frustración y dolor acumulado desde la niñez por ese tipo de comunicación. Por otro
lado, también se da un hecho común. Muchas de estas personas recurren al insulto como
hábito para funcionar en cualquier entorno: escuela y trabajo.
La comunicación violenta, una forma de poder. Trabajos de investigación como los
realizados en la Universidad de Bath (Inglaterra) nos señalan que las personas que insultan
colonizan de manera frecuente los entornos organizacionales. La comunicación violenta
busca tener estatus y una forma de poder sobre los demás. Esto es, al fin y al cabo, lo que
buscan muchas de estas figuras: crear una jerarquía donde situarse por encima del resto
mediante la crítica, la humillación, el insulto camuflado, etc.
Personas que insultan: NARCISISMO GRANDIOSO. Llamamos narcisista grandioso o
narcisista inconsciente a esas personas que no son conscientes de cómo su conducta
impacta en los demás. Necesitan enaltecerse en cualquier situación y para ello no dudan en
explotar e insultar a los demás. Son soberbios, envidiosos, agresivos y atacan a cualquiera en
cuanto perciben que se pone en duda su valía o su posición.
Entre las personas que insultan, los narcisistas grandiosos son los más comunes. Asimismo,
se da otro hecho llamativo: suelen elegir dos tipos de insultos muy concretos, son aquellos
que hacen referencia a la inutilidad y la estupidez. Es decir, recurren en cuanto pueden a
esos recursos ofensivos con los que criticar, por ejemplo, lo ingenuos o faltos de intelecto
que son los demás, además de bobos o ineptos.
Pocos insultos son más dolorosos que aquellos que ponen en duda nuestras valías y buscan
inutilizarnos, devaluarnos como personas o como expertos en algún área. Los narcisistas
grandiosos son hábiles expertos en este tipo de humillaciones públicas y privadas.
El síndrome de Tourette y la coprolalia Aunque sea difícil de creer (y entender), hay
personas que insultan y que, en realidad, no desearían hacerlo. Hay quien no puede
controlarse, quien sufre una conducta compulsiva e involuntaria de pronunciar palabras
obscenas, insultos y expresiones socialmente inapropiadas.
La coprolalia es una característica del síndrome de Tourette, un trastorno caracterizado por
evidenciar movimientos repetitivos e inesperados, sonidos extraños y, a veces, una
comunicación violenta. En estos casos, esta condición neuropsiquiátrica es mucho más
compleja y también incapacitante para quien la sufre.
Para concluir, como podemos ver detrás del abuso verbal hay todo un escenario de
personalidades, rasgos y caracteres. No es fácil convivir en una sociedad en la que los
insultos se convierten en algo tolerado en medios como las redes sociales. Hay muchas
maneras de comunicarnos sin tener que recurrir a la ofensa o la descalificación. No obstante,
tengámos claro, quien hace uso de los insultos revela buena parte de sí mismo: nos muestra
su intolerancia terca, su frustración infantil, su educación recibida, su falta de empatía e
incluso su dudosa inteligencia.
Cuál es la alternativa, podemos usar el lenguaje como herramienta para aprender sobre
nosotros y para cambiar. Observando tus palabras puedes ser más consciente de tu estado y
también empezar a cambiar el foco hacia lo que quieres. También podemos revisar nuestras
palabras de forma que mejore nuestra influencia en los demás. Las palabras movilizan,
aportan energía o la restan, nos conectan o nos desconectan. ¿Qué tipo de influencia
queremos ser?
Sigmun Freud habló de ello: “Palabras y magia fueron al principio una y la misma
cosa, e incluso hoy las palabras siguen reteniendo gran parte de su poder mágico.
Con ellas podemos darnos unos a otros la mayor felicidad o la más grande
desesperación”.
Ghandi dijo “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”
¿y si empezamos por algo sencillo, siendo amorosos y enriquecedores con nuestras
palabras?
Recuerda que no estás solo, hazte escuchar, comparte tus pensamientos con tus amigos,
trata de tener una comunicación efectiva, afectiva y activa con los demás. Cuídate. Come de
manera saludable, duerme lo suficiente, realiza ejercicio, ocúpate y si tienes la necesitad
acude con un PORFESIONAL DE LA SALUD MENTAL. Y recuerda... Tu crecimiento personal es
vital y para lograrlo... ¡Da el primer paso Y ATREVETE!
“Ojalá las personas entendamos algún día que la salud mental es tan importante
como la salud física. Si tener fiebre te impide hacer cosas... el dolor, la ansiedad,
y la depresión también...”
No dejen de escribir que queremos conocer sus comentarios, recuerden que tenemos una
cita en: #EstamosEnConexión #RadioEnRedes
Todos los Lunes de 17:00 a 19 horas, a través de: www.radioenredes.com
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