El 16 de junio
de cada año se celebra el Día Internacional de las Remesas Familiares, una
fecha que reconoce la contribución de millones de migrantes alrededor del mundo
que envían dinero a sus familias en sus países de origen.
Estos flujos
dan cuenta de los lazos y vínculos que las personas migrantes mantienen con su
país de origen, a la vez que son una transferencia monetaria con alto valor
económico para muchas familias, localidades e incluso para varios países de
destino.
La influencia
económica de las remesas es incuestionable. Precisamente, en el “Anuario de
migración y remesas México 2023” editado por la CONAPO y Fundación BBVA, se
pronosticaba que para 2022 las remesas mundiales serían de 794 mil millones de
US dólares y para 2023 de 815 mil millones.
Para nuestro
país, las remesas que comenzaron como una derivación natural de los flujos
migratorios de connacionales a los Estados Unidos, no solo representan una
fuente crucial de ingreso para millones de hogares, sino también son un pilar
fundamental para la economía nacional.
Y es que para
nadie es un secreto que el corredor migratorio entre México y Estados Unidos es
uno de los más importantes. 95 centavos de cada dólar recibido en el país
provinieron de Estados Unidos en 2022, lo que equivalió a 55 mil 864 millones
de US dólares.
Precisamente, México
es el segundo país receptor de remesas a nivel internacional, siendo superado
únicamente por la India, además de que es el número uno en América Latina y el
Caribe. Tan sólo en 2022 ingresaron al país 58 mil 510 millones de US dólares,
marcando un máximo histórico y manteniendo una tendencia positiva desde
mediados de la década pasada.
Las remesas
enviadas por los mexicanos en Estados Unidos han mostrado un crecimiento
sostenido en las últimas décadas. Según datos del Banco de México, en 2023, este
flujo de dinero supera ingresos de otras importantes fuentes económicas del
país, como el turismo y las exportaciones de petróleo.
Por su parte,
Puebla en 2021 recibió un monto anual de 2 mil 138 millones de US dólares, lo
cual significó 14.2% más con respecto al año anterior, con lo que mantuvo el
octavo lugar a nivel nacional en la recepción de remesas, al captar 4.1% del
total nacional.
De acuerdo con
el “Diagnóstico de la movilidad humana en Puebla” los principales municipios de
pago de remesas para 2021 fueron Puebla capital, con 17.7% del total, seguido
de Atlixco (6.8%), Tehuacán (6%), Izúcar de Matamoros (5%) y San Martín
Texmelucan (3.6%).
Para muchas
familias mexicanas, las remesas son una tabla de salvación que les permite
cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda, educación y salud. En
comunidades rurales y zonas marginadas, este ingreso extra puede marcar la
diferencia entre la subsistencia y la pobreza extrema. Se calcula que el 45 %
de los hogares que las reciben se encuentran localizados en áreas rurales.
Asimismo, las
remesas contribuyen significativamente a la reducción de la pobreza en el país.
Estudios han demostrado que las familias que reciben remesas tienden a tener un
mejor acceso a servicios de salud y educación, lo que a su vez mejora sus
oportunidades de desarrollo a largo plazo.
Aunado a ello,
las remesas también tienen un efecto multiplicador en la economía local. Además
de cubrir necesidades básicas, una parte de estos recursos se invierte en la
creación de pequeños negocios y mejoras en infraestructura comunitaria. Esto
genera empleo y dinamiza las economías locales.
A nivel
nacional, las remesas aportan a la estabilidad macroeconómica del país.
Representan una fuente de divisas constante y predecible que ayuda a equilibrar
la balanza de pagos y fortalecer las reservas internacionales.
Pero, a pesar
de sus beneficios, la dependencia excesiva de las remesas puede ser un arma de
doble filo. Por ello es crucial que el país desarrolle políticas que promuevan
el uso productivo de estas transferencias y fomenten el desarrollo económico
sostenible.
El envío y
recepción de remesas también presenta una oportunidad para mejorar la inclusión
financiera. Facilitar el acceso a servicios bancarios y financieros para las
familias receptoras puede maximizar su impacto positivo en la economía.
A nivel
nacional, la mayoría de las remesas que entraron al país en 2022 lo hicieron
mediante instituciones no bancarias, siendo prácticamente en su totalidad
recibidas por medio de transferencias electrónicas.
Aunado a ello,
datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021 indicaron que 58.4%
de la población receptora de remesas fueron mujeres y 69.7% de las remesas se
recibieron en efectivo.
Al respecto,
es esencial trabajar para reducir costos de estas transferencias, ya que en
promedio el costo por enviar 300 US dólares desde Estados Unidos a México es de
6.76 US dólares.
Por ello, en
el 2020, como diputado federal, tuve la oportunidad de poner sobre la mesa la
petición a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de
Servicios Financieros (Condusef) para vigilar las comisiones de las remesas,
por parte de los bancos y casas de cambio entre otras instituciones, con el fin
de proteger los derechos de las y los usuarios, así como de sus familias.
Hoy, estos
retos siguen vigentes y se debe trabajar en ellos, así como en promover un uso
efectivo y productivo de estos recursos, lo cual es fundamental para asegurar
un futuro próspero y sostenible para Puebla y México.
0 comentarios:
Publicar un comentario