Titulación
profesional y problemas comunitarios
Alberto
Jiménez Merino
Para el ciclo escolar
2022-2023, el Sistema Educativo Nacional Mexicano reportó 10 millones 500 mil
alumnos inscritos en el nivel Medio Superior y Superior. Puebla aporta un total
de 638 mil estudiantes a estos niveles, de acuerdo con datos de Gustavo Santín
Nieto, en La Jornada de Oriente, de enero de 20224.
Actualmente, México cuenta con
126 millones de habitantes en sus 32 entidades federativas, 2 mil 446
municipios, 199 mil comunidades, 33 regiones hidrológicas, 9 regiones
geográficas y 750 microregiones. En tanto, en Puebla habitan 6 millones 583 mil
personas en sus 217 municipios, 6 mil 900 comunidades, 7 regiones
socioeconómicas y 33 microregiones.
La problemática prevaleciente
en México y Puebla está relacionada con la pobreza de amplios sectores
poblacionales, deterioro y contaminación ambiental en suelo, agua, aire, vegetación,
fauna silvestre y acuícola; así como la inseguridad pública, la movilidad
urbana, los asentamientos humanos irregulares, la falta de agua, el reducido
tratamiento de aguas residuales, las dificultades para el manejo de residuos
sólidos, las enfermedades crónicas, la falta de vivienda, la baja productividad
de los sectores económicos, o la dependencia alimentaria, tecnológica,
energética, textil y maderable, por citar solo los más importantes.
No obstante lo anterior,
siempre se ha dicho que la mayoría de las tesis profesionales, que
originalmente eran la principal opción de titulación universitaria, están
guardadas en las bibliotecas, sin ninguna aplicación a la problemática que
pretendían resolver.
Esta situación puede deberse a
la escasa relación que los contenidos educativos han tenido, antes y ahora, con
la problemática de las familias, comunidades, regiones y sus sectores
socioeconómicos y ambientales; además de la poca relación entre las instituciones
educativas y las políticas públicas, fundado en mucho por confusiones entre
autonomía y línea política gubernamental. Por ejemplo, entre 1978 y 1991 era
pecado político que las autoridades universitarias de Chapingo se vincularan
con el gobierno.
Asimismo, una razón más por la
que las tesis y las investigaciones están guardadas en las bibliotecas, es que
el estado mexicano no ha creado los puentes adecuados que permitan la
transferencia tecnológica entre los centros educativos y los sectores productivos.
En los programas de apoyo social se ha privilegiado la dotación de ayudas económicas
y materiales, sobre los servicios técnicos como la capacitación, asesoría y el
acompañamiento profesional al emprendimiento.
Los gobernantes y las áreas
financieras no le han dado importancia al desarrollo de capacidades, por lo que
los impactos de los apoyos son muy reducidos o nulos.
Aunado a lo anterior, es
probable que las tesis y las investigaciones realizadas no tengan ninguna
importancia para la solución de los problemas comunitarios. Recuerdo que a
nuestro ingreso, con grandes ilusiones, a la Universidad Autónoma Chapingo
(UACh), nos propusimos prepararnos para regresar a nuestras comunidades para
ayudar a los campesinos pero, en la mayoría de los casos, esto no ocurrió
porque la formación recibida no tuvo esa orientación.
Sin embargo, predominó la
formación teórica con conocimiento fraccionado y especialización insuficiente,
muy orientada hacia condiciones productivas favorables; no se trató tampoco, casi
nada, sobre condiciones de adversidad productiva. Esto nos demuestra que no es
la fitotecnia, la parasitología, o la economía, ni la zootecnia o las
industrias agrícolas, lo que se requiere. Lo que realmente se requiere es una
formación integral desde la producción hasta la comercialización, en una
estrategia de cadena productiva, tanto para el autoconsumo, como para la
producción de excedentes. Es decir, se necesita un enfoque de sistemas
productivos.
Esta formación recibida debilitó
la vinculación con los problemas comunitarios a tal grado que me llevó a
cometer un grave error: preguntar qué tesis hacer para titularme, al igual que
lo hicieron muchos de mis compañeros.
Mi tesis profesional no sirvió
para resolver los problemas existentes, porque estos eran otros, incluso hasta
más sencillos. El tema de tesis debe elegirse entre los problemas
prevalecientes y le visión del futuro.
Si las necesidades de las
familias y las comunidades se incorporaran a los contenidos educativos y los
estudiantes llevaran esas necesidades y problemas a las aulas para encontrar
soluciones, no tengo duda que en muy pocos años se podrá transformar la
realidad socioeconómica y ambiental de México.
El servicio social, la tesis,
la estancia profesional o la especialización, deberían tener relación con los
problemas de la comunidad y la región de origen de cada estudiante. Después
buscar los casos de éxito dentro o fuera del país, donde ya resolvieron los
problemas que tenemos y, con estancias cortas, ir a conocer como le hicieron. Esto
podría contribuir a la formación de líderes en los distintos sectores
económicos y ambientales.
Como ejemplo, actualmente hay
más de mil 100 estudiantes poblanos en Chapingo que pertenecen a 900
comunidades.
Muy bien le haría al estado
que, cada uno, con el apoyo de maestros, autoridades universitarias,
organizaciones y autoridades estatales pudieran atender uno, el principal
problema de su comunidad.
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